martes, 20 de septiembre de 2016

APOCALIPTICOS E INTEGRADOS.



Rosa Guijarro Rodríguez

Celia Anguita Caballero

Estrella Aquino Adames

Nayet Mejías Martín




Desde el siglo XVI al siglo XVIII se produjo un proceso economizador. Con la aparición de la burguesía y el desarrollo del comercio las estructuras políticas y jurídicas empezaron a modificarse. 
La propiedad determinaba la importancia social de los sujetos por lo que el trabajo y la producción se empezaron a considerar actividades sociales. A consecuencia de esto se produjo un proceso de evolución en los sujetos. Primero, el sujeto era económico, después jurídico y finalmente, gracias a las revoluciones del siglo XVIII, un sujeto político. 
La Primera Revolución Industrial fue un periodo histórico producido a mediados del siglo XVIII en el que se produce un desarrollo tecnológico y un auge capitalista. El cambio de las relaciones de producción afectó a las formas sociales y a los sujetos individualmente. La acumulación de capital y de producción encuentra su tope en el siglo XIX, donde se produjo un despegue tecnológico y la aparición del ocio. 

A lo largo de la historia la élite dictaba los gustos y valores. Cuando quedaban anticuados, las clases más bajas los podían disfrutar.
La circulación de periódicos creció exponencialmente a mediados del siglo XIX y a principios del siglo XX se inventó la radio y el cine. Estos llegaban a un gran número de personas produciendo una ruptura del aislamiento social. La sociedad cambió su conducta y su percepción del mundo. 
A partir de la aparición de los medios de comunicación se desarrolla el término de masa. Era una multitud dispersa de personas con una opinión colectiva, por lo que podía entenderse como una idea de homogeneidad. Una sociedad transformada por los medios de comunicación es una sociedad de masas, un grupo de población que constituirá un nuevo sujeto social.

La sociedad se desarrollaba junto a los medios de comunicación de masas, los cuales transformaron la sociedad y la cultura. Al encontrar una nueva forma de transmitir los contenidos culturales, la cultura ya no era elitista y la podía consumir cualquier persona de la sociedad.
“La difusión de la cultura no sigue una estructura piramidal en la que un vértice restringido elabora gustos y valores que, una vez consumidos y convertidos en obsoletos, sean hechos suyos por la base”.
En los felices años 20 se empezaron a producir las primeras transmisiones inalámbricas, la radio  se popularizó y la publicidad se convirtió en un factor económico esencial.La cultura se concibió como algo que se podía consumir: nació la industria cultural. 
Gracias a los medios de comunicación de masas podemos hablar de la cultura de masas. Se rompe la separación de alta y baja cultura. Se tenía un ambiente cultural híbrido pero fluido. Cuando los medios de comunicación comienzan a estar más industrializados conquistan mercados más amplios. 
La producción y reproducción de la cultura al organizarse con criterios industriales, los autores comenzaron a ser productores asalariados. La sociedad invertía el mismo tiempo en la cultura que en la moda y los bienes de consumo.
La sociedad de masas fue una consecuencia del sistema capitalista. La publicidad fomentó el consumo, la mano de obra y la demanda de más profesionalidad. La alfabetización aumentó gracias a los nuevos sistemas educativos e innovaciones tecnológicas permanentes.

En definitiva, la cultura de masas es un término que se consolidó a principios del siglo XX por incluir a las clases inferiores en la vida pública gracias a los medios de comunicación que extendieron el consumo de información. La cultura para todo el mundo causó polémica entre las élites y los excluidos, es decir, los Apocalípticos e Integrados. 
Los Apocalípticos interpretan su cultura como algo superior y que no puede ser entendido por todos, considerando la cultura de masas como algo vulgar y simple que no ha hecho más que causar una decadencia cultural. Además, para aportarle un poco más de contundencia al texto, Umberto Eco cita a Heráclito: “¿Por qué queréis arrastrarme a todas partes oh ignorantes? Yo no he escrito para vosotros, sino para quien pueda comprenderme. Para mí, uno vale por cien mil, y nada la multitud”.
Para ellos la opinión de una sola persona es más importante que la de una multitud, siempre y cuando la persona sea educada en el entorno que ellos consideran “culto”. La idea de adaptar y compartir la cultura para todos es paupérrima, llegando al extremo de utilizar el término anticultura para hacer énfasis a un comportamiento y una actitud contraria a la percepción que ellos tienen de cultura, lo que para los apocalípticos supone una caída irrecuperable y tener que expresarse en términos extremistas.


Umberto Eco autor de Apocalípticos e integrados(1964)


En cambio los integrados tiene un concepto muy distinto de la cultura de masas. La conciben con una visión optimista y accesible a todas las personas, debido a que con los medios de difusión como la televisión, el cine, la radio, la novela, etc,  supone un gran progreso, a lo cual ellos denominan  una época de ampliación cultural, por lo que no teorizan sobre la cultura, sino, que tratan de expandirla y que llegue a todos los niveles sociales.
Para los integrados, el expresarse en términos de apocalipsis es un disentir. Los Integrados son partidarios de una cultura generalizada y popular que pueda ser contemplada y entendida por todos, y además, que se adapte a los gustos de la población con el transcurso del tiempo. Estos apoyan también las nuevas tecnologías, defendiendo que son beneficiosas  para el futuro y fomentan la comunicación.

El autor llega a la conclusión de que ambas posiciones defienden ideas equívocas y se plantea el por qué de este enfrentamiento, deduciendo, finalmente, que tanto el razonamiento de los Apocalípticos como el de los Integrados tienen su origen en un mismo dilema. Esta teoría pone en duda el desacuerdo entre las dos posturas y alude a la posibilidad de que estos se complementen el uno al otro.
Para que la cultura fuese accesible para toda la población los contenidos se simplificaron y se multiplicaron. Esto último es lo que critica Giles Deleuze en una de las partes de su entrevista. 
“¡Eso es lo molesto de los periodos pobres! Que cuando las cosas desaparecen nadie se da cuenta”.


Gilles Deleuze
El abecedario de Gilles Deleuze
(1996)

Es decir, cuando la sociedad tiene un nivel cultural bajo o incluso nulo, no aprecia la calidad de las obras realmente notorias. Algo que no se conoce no se puede echar de menos. A lo largo de la historia las obras (musicales, teatrales, etc.) han ido evolucionando y han tenido periodos de auge y de decadencia. Deleuze Hace hincapié en que la crisis literarias está ligada a tres cosas:
La primera se produce cuando los periodistas escriben un libro. Deleuze expone que estos siempre han redactado artículos de periódicos, por lo que anteriormente no han escrito obras literarias.
La segunda es la idea generalizada de que todo el mundo puede escribir. Con una investigación de escritos, memorias,experiencias propias, etc., cualquiera puede realizar su propia novela.
Y la tercera se produce por el cambiado de los clientes, refiriéndose a los anunciantes, ya que, el telespectador recibe la información que el anunciante realmente quiere.

“En cierto modo es lo que dice Nietzsche en el sentido de que alguien lanza una flecha en el espacio y eso constituye un gran periodo. Una colectividad lanza una flecha y luego cae, para que más tarde alguien llegue para recogerla y enviarla a otro lugar.” 

Aunque cualquiera pueda escribir un libro como señala Deleuze en su entrevista, habrá alguien que destaque entre la multitud. La cuestión no es la historia que se cuenta sino cómo se cuenta y solo unos pocos tienen la capacidad de hacer que cualquier historia sea una obra de calidad. 
Los apocalípticos sin querer se están integrando. Sea de una forma simple o compleja gracias a ellos la cultura ha seguido existiendo. Si no la hubiesen compartido, nadie la echaría de menos. Como dice el filósofo Deleuze “No puedes echar de menos algo que no has conocido”. 
A día de hoy, los medios de comunicación han evolucionado de manera exponencial por lo que ya no podemos basarnos en esa visión apocalíptica que definía la cultura de masas como anticultura. Con la aparición de Internet y las redes sociales cualquiera puede contrastar lo que ve o escucha de los “antiguos” medios de comunicación de masas como la televisión o la radio, por lo que quien quiera informarse bien, puede hacerlo. No tiene sentido pensar que por el hecho de ser para todos, la cultura vaya a caer en decadencia porque al fin y al cabo, la masa se compone de personas individuales, cada cual con un sentido distinto de lo que la cultura es en sí y con diferentes aspiraciones intelectuales.

El ser Apocalíptico, en estos años, es casi imposible, porque por lo general, no se puede vivir aislado de las nuevas tecnologías, aún sin pretenderlo, nos vemos obligados a avanzar con el resto del mundo. Como mucho, el Apocalíptico de hoy en día podrá negar cierto tipo de cine, música o redes sociales pero el simple hecho de vivir en la era digital te hace ser un integrado, o como mínimo, un Apocalíptico que usa lo que critica. Esto mismo lo comenta Eco en una entrevista que le concedió al diario El País:

“Pero antes los apocalípticos eran los que criticaban y rechazaban. Hoy son los que critican, pero a la vez usan estas cosas”

Gracias al pensamiento de “Los Integrados”, que apostaba por una sociedad que pudiera obtener la información sin depender que la clase social o el nivel intelectual, hemos podido avanzar y llegar hasta donde estamos ahora, todo el mundo puede acceder a la información, a menos que hablemos de dictaduras.

Es cierto que ha habido un cambio en lo que a la cultura se refiere, pero no se denominaría cultura de masas, sino cultura de diversas masas, ya que dependiendo de los intereses, cada quien decide invertir su tiempo en distintos medios, canales y tipos de programas informativos.
Respecto a Gilles Deleuze, tiene razón en decir que con los medios de ahora, cualquiera puede escribir un libro y que eso poco a poco, va llenando de libros mediocres la literatura, pero eso ha ocurrido desde los siglos pasados, cuando los libros de caballería estaban de moda en la Edad Media, fueron muchos los autores que publicaron sus obras, pero solo unas pocas consiguieron pasar a la historia, como El Caballero Zifar. Ese ejemplo lo podemos extrapolar a todo, así que por mucho que se comercialice la cultura, siempre habrán obras y autores que consigan sobrevivir al tiempo debido a su calidad.

En conclusión, en la actualidad es difícil seguir utilizando los mismos argumentos porque en estos últimos años la sociedad ha cambiado notablemente, pero encontramos matices que si pueden ser aplicables a pesar del tiempo.

NOTAS


1. INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN Y LA INFORMACIÓN. Sociedad de masas, cultura de masas y comunicación de masas. Bloque III teorías y modelos de la comunicación colectiva. Disponible en http://www.um.es/tic/Txtguia/TCtema10.pdf 
Fecha de visita 16 de septiembre de 2016.

2. MOSCOSO. Purificación. Apuntes de la asignatura Teorías de la comunicación. Universidad de Alcalá. 2016-2017.

3.  MOSCOSO. Purificación. Apuntes de la asignatura Teorías de la comunicación. Universidad de Alcalá. 2016-2017.

4.  ABRUZZESE. Albert. “Cultura de Masas”. CIC. Cuadernos de Información y Comunicación.2004. nº 9. p. 190.

5. MOSCOSO. Purificación. Apuntes de la asignatura Teorías de la comunicación. Universidad de Alcalá. 2016-2017.

6.  MOSCOSO. Purificación. Apuntes de la asignatura Teorías de la comunicación. Universidad de Alcalá. 2016-2017.

7.  ECO, Umberto. Introducción. En Apocalípticos e Integrados. Editorial Tusquets Editores, 1995, p.11.

8. HERÁCLITO DE ÉFESO (535 a.C. – 484 a.C.).

9.  ECO, Umberto. Introducción. En Apocalípticos e Integrados. Editorial Tusquets Editores, 1995, p.12.

10. DELEUZE. Gilles. C de Cultura. El abecedario de Gilles Deleuze. Francia. Canal Arte. 1996.

11.  DELEUZE. Gilles. C de Cultura. El abecedario de Gilles Deleuze. Francia. Canal Arte. 1996.

12.  ECO, Umberto. Apocalípticos e Integrados. Editorial Lumen. 1964.

13. VERDÚ. Vicente. El sentido de la vida. El País. 25 de abril de 2010. Disponible en http://elpais.com/diario/2010/04/25/eps/1272176814_850215.html

14.  ECO. Umberto. Apocalípticos e Integrados. Editorial Lumen. 1964.

 15. BOUTANG. Pierre-André. C de Cultura. El abecedario de Gilles Deleuze. Francia. Canal Arte. 1996.




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